Nuestro bebé nació el 1o. de enero del 1996. Fue uno de los días más felices de nuestras vidas. Mi esposa y yo estábamos muy felices porque todo había salido como esperábamos y nuestro bebé era hermosísimo (como todos los bebés). David nació pesando 7 libras con 7 onzas y midiendo 21 pulgadas de largo. Después de cargarlo por un rato y ver cómo se lo llevaban a la sala para recién nacidos, mi otro hijo y yo regresamos a la casa para que él pudiera dormir y yo descansar.
Media hora más tarde recibí una llamada de mi madre diciéndome que el bebé tenía un problema en el corazón. La sangre se me fue a los piés y pensé que me iba a desmayar. Colgué el teléfono, agarré a mi otro y hijo y regresamos al hospital.
Allí, hablé por teléfono con el Dr. Aldousanny quien me dijo que David tenía un hueco en el corazón y que la arteria que lleva sangre a los pulmones estaba parcialmente obstruída. La terminología médica es Tetralogía de Fallot. Me dijo que aunque había que corregir el problema, por lo demás el bebé estaba bien y podía ir a la casa. Solamente teníamos que vigilarlo para que no se agitara o llorara mucho porque no podría recibir suficiente oxígeno por la sangre y se pondría azuloso.
Esta explicación nos hizo sentir mejor a mí y a mi esposa. Sabíamos qué hacer. Teníamos que vigilar a David para evitar que se pusiera azuloso. Durante los próximos 3 meses, David estaba bajo la constante vigilancia de mi esposa, mía, de mi madre y de mi suegra. Jamás lo dejamos solo.
Lo llevamos a todas las citas con el Dr. Aldousanny. Esto es sumamente importante. Le hacían electrocardiogramas, ecocardiogramas y radiografías del tórax. Las radiografías eran lo peor porque teníamos que sentarlo y sostenerle los brazos por encima de la cabeza. La primera vez que lo trajimos estaba muy pequeñito; solamente tenía una semana de nacido. Aunque mucho nos pesaba someterlo a estas pruebas, teníamos que recordar que lo hacíamos por su bien.
El Dr. Aldousanny nos alentaba sobre el progeso de David. A principios de febrero nos decidimos a programar la cirugía y conocer al Dr. Burke. No tengo palabras con qué explicar lo bien que estos dos médicos nos hicieron sentir. El Dr. Burke estaba confiado del éxito de la cirugía y la programamos para mediados de abril. David tendría 3 meses y medio en el momento de la cirugía; una buena edad según el Dr. Burke.
El momento de la cirugía se iba acercando; pero fue ese día cuando de verdad nos dimos cuenta que había llegado la hora. Trajimos a David al hospital para que lo examinaran y dascartaran cualquier catarro o infección que puediera prevenir la cirugía. No tenía nada.
También tuvieron que hacerle análisis de sangre. Nos era difícil presenciarlo porque la sacaban la sangre como si fuera un adulto. Después de tratar en un brazo sin éxito, trataron de sacarla del otro brazo hasta que finalmente pudieron. Les sugerimos que pidan que le saquen la sangre y le hagan todo lo demás después que el niño haya sido sedado para hacerle el Ecocardiograma.
Después de sacarle la sangre, tuvieron que hacerle la prueba de la tuberculosis. Esta prueba fue indolora en comparación con el análisis de sangre. Los minutos seguían pasando y se acercaba el momento de la cirugía. Usted desea que llegue ese momento para que su bebé se ponga bien; pero también está consciente de que esa será la primera vez que usted no estará junto a su bebé y piensa morirse del miedo. Esos son sentimientos normales, demuéstrelos, llore hasta más no poder y se sentirá mejor. Al fin llegó el momento de la cirugía y llevaron al niño al área de cuidado preoperatorio. Estaba medio adormecido porque le habían dado un sedante 30 minutos antes de entrar al quirófano. En ese momento el Dr. Burke entró. Ahora es cuando usted verdaderamente se da cuenta que la cirugía es una realidad. Hasta entonces usted pensaba que era una pesadilla. El Dr. Burke fue maravilloso, demostrando una gran calma y confianza. Mi esposa era todo lo contrario, aunque era de esperar. Nos consolábamos mútuamente, aunque en ese momento solo pensábamos en nuestro bebé.
Jane estaba junto a nosotros en ese momento. Ella trabaja con el Dr. Burke. Nos dijeron que la cirugía probablemente tomaría entre 4 y 5 horas. Ella saldría cada hora para reportarnos el progreso. Eso nos ayudó grandemente. Saber que pronto tendríamos un reporte y ver una cara sonriente y confiada en medio de los momentos más difíciles de nuestras vidas fue algo maravilloso.
En su primera salida nos dijo que todas las preparaciones habían concluído y que los tubos estaban en su lugar. Después, que habían hecho la incisión y que la máquina cardiopulmonar estaba funcionando bien. Que ya iban a comenzar a suturar el corazón.
Su tercera visita fue la mejor. La cirugía había concluído y habian comenzado el cierre. El corazón de David latía por su cuenta y los médicos estaban cerrándole el pecho. La cirugía habia tomado el tiempo normal, 4 horas. Le habían colocado el parche sobre el hueco y la sangre circulaba por la arteria pulmonar. Juntos lloramos lágrimas de felicidad. Pronto veríamos a David de nuevo. El niño estaba bien.
El Dr. Burke salió para hablarnos sobre la cirugía. Nos dijo que David tenía un hueco del tamaño de una moneda de 5 centavos y que la cirugía había sido un éxito. En ese momento, decir "gracias" no nos parecía suficiente; pero era todo lo que atinábamos a decir. Nuestro bebé estaba bien gracias a los esfuerzos de tantas personas; desde la enfermera que notó el color de David en el Palmetto Hospital, hasta el Dr. Aldousanny el Dr. Burke; Jane por calmar nuestras ansiedades y todos los médicos y enfermeras de la Unidad de Cuidados Intensivos Cardiacos.
Concluída la cirugía, David fue llevado a la Unidad de Cuidados Intensivos Cardiacos, donde las enfermeras y los médicos le dieron la más esmerada atención. Su bebito con numerosos tubos entrándole y saliéndole del cuerpo es algo que pocas personas pueden ver o imaginar. Tomamos fotos durante su período de recuperación para poder mostrarles lo sucedido en los días siguientes a la cirugía.
David estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos Cardiacos durante 3 días. Lo monitoreaban de la cabeza a los dedos de los pies. Un dranaje para extraer cualquier exceso de líquido del corazón, un tubo para orinar, sueros con medicinas y alimentos, un tubo para sacarle los gases del estómago, un tubo para respirar, un monitor cardiaco, un marcapasos y muchos más. Así lo vigilaban constantemente. Poco a poco, le fueron sacando los tubos. Cada caso es diferente. David estaba tan bien después de la cirugía en la Unidad de Cuidados Intensivos Cardiacos, que le sacaron los tubos al día siguiente, comenzando por el drenaje para extraerle los líquidos del corazón.
Estaba tan bien que lo trasladaron a una habitación semi-privada para que puediéramos estar junto a él y atenderlo. Nos explicaron cómo atenderlo en la casa. Nos dijeron que no podíamos levantarlo sosteniéndolo por las axilas y que por espacio de varias semanas teníamos que mantenerlo alejado de grupos de personas y de cualquiera que tuviera catarro. También nos explicaron cuáles medicinas tendría que tomar por un tiempo.
David comenzó esta aventura pesando 15 libras. Cuatro días después de la cirugía solamente había bajado 4 onzas y nuevamente tomaba su fórmula. Le dieron de alta el lunes 22 de abril del 1996, seis días después de operado. Estamos profundamente agradecidos al personal del Nicklaus Children's Hospital, anteriormente Miami Children's Hospital, por devolverle la salud a nuestro bebito y darnos nuestro más preciado tesoro - la vida de nuestro bebé.