El 23 de enero de 2003, el mundo le dio la bienvenida a un bebé perfectamente sano llamado Myles Cure.
Poco después, Myles desarrolló una forma grave de eczema, pero no dejó que su lucha con esta afección cutánea persistente lo detuviera: vivió su vida como cualquier niño lo haría, con pasión.
Los médicos trataron el eczema con esteroides y por un tiempo todo parecía ir bien. Pero en febrero de 2016, Myles, que entonces tenía 13 años, comenzó a quejarse de visión nublada y borrosa. Y un mes y medio después, estaba ciego.
“De repente noté que tenía los dos ojos grises”, recuerda su madre, Royletta Tinsley, “y luego comenzó a decir que no podía ver”.
Tinsley buscó ayuda en la División de Oftalmología de Nicklaus Children’s Hospital, donde se determinó que Myles tenía cataratas, probablemente causadas por el uso prolongado de esteroides. Una semana después de la consulta, a Myles se le realizó una cirugía de cataratas a cargo de la Dra. Zenia Aguilera, una oftalmóloga pediátrica.
“La primera cirugía se realizó una semana después del diagnóstico; fue realmente una bendición”, afirma Tinsley.
Como con todas las cirugías de cataratas, cada ojo de Myles fue operado por separado para que el primer ojo pudiera recuperarse antes de la segunda cirugía.
Tinsley comenta: “No pude estar ahí, pero su padre y mi hija me contaron que el día después de la primera cirugía abrazaba a todos y decía que ya podía ver nuevamente”.
Ambas cirugías se realizaron en un lapso de tres semanas, para que Myles tuviera suficiente tiempo de recuperación entre una y otra.
“Lo más importante que recuerdo fue el día en que regresó del hospital y me dijo: ‘Mamá, qué lindo es volver a ver tu rostro’”.
Myles Cure se ha recuperado por completo y es un niño sano de 13 años.
“El otro día me dijo algo gracioso: ‘Mamá, antes solía pensar que algunas cosas eran feas, pero ahora todo es hermoso’”.