Si bien los investigadores saben desde hace mucho tiempo que el tiempo frente a las pantallas y la autoestima contribuyen al desarrollo de síntomas asociados con problemas de alimentación entre los niños, nunca ha habido un estudio que analice cómo los diferentes tipos de pantallas (televisión, redes sociales, videojuegos) contribuyen a ese impacto durante un período prolongado.
Hallazgos clave
En estudios anteriores, Conrod y su equipo establecieron que el uso de las redes sociales por parte de los adolescentes podría aumentar sus síntomas de depresión, así como contribuir a un aumento de la impulsividad. El último estudio de Conrod, publicado en la revista Psychology & Health, confirma que los adolescentes que usan pantallas con mayor frecuencia también tienen más probabilidades de tener baja autoestima, a partir del primer año de uso. Este efecto es particularmente pronunciado entre los usuarios adolescentes de las redes sociales, cuya autoestima reducida persiste y conduce a un marcado aumento de los síntomas asociados con problemas de alimentación dos años después.
Conrod y su equipo realizaron encuestas anuales a un total de 3,800 jóvenes en 30 escuelas secundarias en el área metropolitana de Montreal durante un período de 5 años. El estudio muestra que las redes sociales parecen tener un profundo impacto en las opiniones de los jóvenes sobre sí mismos.
Los contenidos de redes sociales y de la televisión contienen representaciones de pares o actores de la vida real que tienen la misma edad y que representan ideales poco realistas de belleza y delgadez, lo cual disminuye la autoestima y parece aumentar las preocupaciones de los adolescentes sobre la imagen corporal y la satisfacción con su propio peso. Las redes sociales son particularmente eficaces para promover este efecto durante un período más prolongado, lo que sugiere que no es solo la presentación de imágenes ideales (que también se presentan en la televisión), sino más bien el contenido generado y/o compartido por pares, que parece tener un impacto especial en cuanto a influir en efectos duraderos en la autoestima, la imagen corporal y la satisfacción, así como contribuir a algunos síntomas relacionados con la alimentación.
Si bien el estudio longitudinal indicó que la naturaleza algorítmica de las redes sociales no parece exacerbar la vulnerabilidad a los problemas de alimentación, lo que parece especialmente problemático en el desarrollo de síntomas relacionados con la alimentación es la exposición al contenido generado por pares que podría verse como menos basado en la realidad (p. ej., contenido de televisión producido o animaciones digitales en videojuegos) en comparación con otras formas de contenido.
Recomendaciones clave
Conrod dice que el estudio debe motivar al personal médico y a las compañías de redes sociales a examinar el grado en que los adolescentes pasan tiempo expuestos a las pantallas.
“Es urgente que las plataformas de redes sociales colaboren de manera transparente con los científicos”, dice. “Los propietarios de las plataformas de medios tendrán que elegir entre las ganancias y la salud mental de sus usuarios para encontrar rápidamente soluciones para mitigar los efectos físicos y psicológicos de las redes sociales en los jóvenes. Hasta ahora, los investigadores no han tenido acceso a la estructura ni al funcionamiento interno de esas plataformas. Mientras esperamos más apertura, debemos, sin embargo, hacer que los jóvenes sean conscientes de sus efectos insidiosos”.
Durante el reciente Simposio sobre Metaverso y de Salud en Montreal, Conrod amplió sus hallazgos y señaló que el consumo problemático de alcohol, los trastornos alimenticios y los comportamientos más agresivos parecen estar asociados con el uso de las redes sociales, aunque el vínculo causal puede ser difícil de demostrar.
Conrod dice que las redes sociales deben emplear medidas de intervención concretas, así como ofrecer “espacios seguros” donde los usuarios jóvenes no estén en contacto con contenido perjudicial.
“Todos los estudios demuestran que la prevención y la intervención reducen el consumo de alcohol, la depresión y la ansiedad”, dice. “Exponer a los jóvenes a campañas no es suficiente”.