Durante los primeros cuatro años de vida, Ruby Dominguez fue una niña normal, con un desarrollo correcto, según lo observado por su médico y sus padres, Luis y Rufina.
Sin embargo, poco después de su cuarto cumpleaños, Ruby comenzó a tener convulsiones. Sus padres la llevaron a un hospital en California(donde vivían entonces) pero se desconocían las causas de las convulsiones y no se podía ofrecer ninguna opción de tratamiento a la familia.
“Cuando nos mudamos a de Florida, comenzamos a buscar un neurólogo”, dice Luis. “Ruby fue sometida a una operación, pero no dio buenos resultados. Nos dijeron que esto era todo lo que se podía hacer por ella, pero yo no les creí. Fuimos al Nicklaus Children's Hospital, anteriormente Miami Children's Hospital, en busca de una respuesta mejor, y la encontramos. Ahora recuperamos a nuestra hija”.
La búsqueda de un padre
Antes de someterse a cirugía en el Nicklaus Children's Hospital, anteriormente Miami Children's Hospital, Ruby era incapaz de responder a ningún estímulo o persona después de las convulsiones, y después de cada convulsión, los padres temían que no se recuperara. A este miedo se sumaba la incertidumbre que causaba que nadie supiera decirles el motivo de las convulsiones.
Después de la primera cirugía de Ruby, recibió medicamentos, pero las convulsiones continuaban. De hecho, antes de ir al Miami Children’s Hospital, tenía entre 20 y 30 episodios diarios, que aterrorizaban a sus padres y ponían la vida de Ruby en peligro.
A pesar de los constantes desalientos, los padres de Ruby nunca se rindieron. Médico tras médico y hospital tras hospital, todos ofrecían una vida para su hija que ellos no podían aceptar. Fue la perseverancia la que los llevó al Nicklaus Children's Hospital, anteriormente Miami Children's Hospital.
Una segunda oportunidad
En julio de 2003, cuando la familia llegó al Nicklaus Children's Hospital, anteriormente Miami Children's Hospital, el doctor Michael Duchowny, Director del Centro General de Epilepsia, comenzó a buscar la forma de ayudar a Ruby.
Después de realizarle rigurosos estudios y de evaluar todas las opciones, el equipo decidió que era necesario realizar otra cirugía. A pesar de que la idea de someter a su hija a una nueva operación cerebral no era sencilla, después de conversar con el neurocirujano Glenn Morrison, Luis y Rufina aceptaron.
La cirugía consistía en extirpar un tercio de la parte izquierda del cerebro, en donde se originaban las convulsiones. Después de la extensa y difícil cirugía, de la que Ruby se recuperó favorablemente, no ha vuelto a sufrir convulsiones.
“Confiamos en el equipo de médicos, por eso no lo dudamos”, dice Luis. “Esperábamos a la persona que nos dijera que podía ayudarnos y curar a nuestra pequeña hija. Finalmente la encontramos en el Nicklaus Children's Hospital, anteriormente Miami Children's Hospital. ¿Cómo se le agradece a la persona que salva la vida de tu hija?”
Una vida hermosa
Ya sin convulsiones, Ruby vive como cualquier adolescente de 13 años. Va a la escuela KissimmeeMiddle School, y puede leer y retener información, algo de lo que antes era incapaz.
“El Nicklaus Children's Hospital, anteriormente Miami Children's Hospital, estuvo a nuestro lado, cuando todos los demás nos habían abandonado”, dice Luis. “Me gustaría decirles a todos los padres que pasan por una situación como la nuestra, que nunca se den por vencidos. Sigan buscando y llegará el momento en el que encuentren la forma de mejorar. La vida sabe cómo darnos lo que necesitamos, en el preciso instante en que creemos que no podemos seguir. Es algo maravilloso”.